miércoles, 10 de diciembre de 2014

Para la cantidad de momentos misteriosos que vengo presenciando
Es extraño cómo consigo alejarme de la poesía
Será que me falta ella
La de los mil poemas
Será que no recuerdo cómo escribir ya tantas dedicatorias
Siento el bienestar en mi cuerpo y será que es eso
Mi vocabulario no está repleto de buenas palabras para describir buenos momentos
Miro la mosca volar en círculos cerca de mi frente
Y ella me recuerda la sombra que me tienta
La puerta entre cerrada que me llama
Amo las moscas
Y debe ser por eso
Pudiendo volar donde quieran
Siempre cerca de algún secreto rancio
Siempre descubriendo algo escondido y ya pasado
Y yo que observo con detalle un montoncito en el patio
Y enseguida me suena a algo
Una pequeña torre de tierra con algunas ramitas cruzadas
Algún pétalo seco
Y yo que siento que usurpo una promesa
Como las voces que oía de noche cerca de mi ventana
Contaban silencios
Y yo agazapada, nerviosa y desvelada
Pálida, deseosa, intrigada
Conteniendo las exhalaciones
Jurando no traicionar al desconocido en pleno confieso
Como desde los acantilados
Frotando las piedras con las manos
Creía ver manchas de sangre
Un pedazo de tela
Una soledad aguda y un nombre tallado
Las olas que rompen mis cuentos
Y me quedo con las letras destrozadas
Y sonrío
Agradeciendo el favor
Porque sé que el mar me calma
Me da algo más simple
Más fuerte, más bravo, más creíble
Pero las historias quedan

Como la sal en el aire

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