viernes, 9 de agosto de 2013

Me maravilló casi tanto
Tu presencia
Como la otra noche
De caminata
La lluvia de estrellas
De pronto tu mirada
Que se mantiene en pie
Firmemente
Como todos éstos árboles que tengo alrededor
La constancia del desconocido
Un grueso brazo que se extiende
Que no teme el acariciar, el llevar
El abrazar toda la noche
Tu silencio es una fruta
Llena de pliegues, de jugo
Dulzura
Mis finos brazos se relajan al no percibir agresiones
Y la duda
Lo que ignoro que habita debajo de tu piel
No me aleja
No me confunde

Más me tiene acá, también de pie, como un nogal, como un cerezo

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